Hace unos días leía un artículo de “Harvard business review” cuyo título era: Startups, es hora de pensar como camellos, no como unicornios y me hizo pensar mucho. Os resumo mis conclusiones.
Hace 2 años, en Baby Friendly Companies cuando buscábamos capital con VCs españoles conocidos, siempre nos daban la misma respuesta: “buscamos crecimientos de al menos x2 o x3”, y cuando yo alegaba el ebitda positivo, me respondían que priorizaban la velocidad de crecimiento al ebitda positivo.
Nosotros crecíamos un 30% al año y teníamos ebitda positivo… pero eso no les importaba.
Para nosotros, crecer x2 o x3 e ignorar el ebitda positivo, es facilísimo, pero no podíamos arriesgarnos a tener pérdidas sin inversión de capital. Se pueden hacer muchas cosas para crecer rápido y sin freno como echarle gasolina al marketing, contratar equipo comercial sin freno y sin mirar con lupa los sueldos, etc.
Y de repente vino 2022. Y el mundo cambió: la invasión de Ucrania, la crisis energética, la inflación, la recesión global etc. Todas las bolsas han bajado y especialmente las empresas tecnológicas, las criptomonedas, el fracaso del metaverso, etc…Y muchas tecnológicas empezaron a echar a decenas de miles de empleados a la calle.
En mayo pasado, en un viaje a NY que hizo mi amiga Laura Urquizu, CEO de Redpoints, ya publicó un tuit en el que decía: “Ebitda es el nuevo sexy.”
Ahora se ha puesto de moda el ebitda positivo y los crecimientos razonables.
En el mundo de las startups y los VCs, el modelo que todo el mundo tenía en mente en los últimos años era el de crear unicornios, es decir, empresas que llegasen a valorarse en 1.000 millones a base de un crecimiento ultra rápido.
Según el artículo de “emprender a golpes” , las valoraciones medias han bajado un 30% en 2022, e incluso con bajadas del 50 al 70% en etapas más cercanas a la IPO (salida a bolsa).
En España, el volumen de inversión de venture capital en 2022 ha bajado sustancialmente: €3.300M en 2022 comparado con los €4.300M de 2021, pero sigue siendo el segundo mejor año de la historia (en 2020, €1.100M), según Observatorio de Startups de la fundación Bankinter.
Pero hay que ser realistas: el tiempo de valoraciones a 100 veces ventas se ha terminado, y los afortunados que consiguieron levantar dinero con esas valoraciones tienen la oportunidad de usar con mucho cuidado la caja conseguida para crecer.
Los fundadores tienen que asumir esta nueva situación, y entender que:
- Aunque hayas conseguido doblar ingresos este año, tu empresa vale aproximadamente menos o como mucho lo mismo ahora que hace un año o dos.
- Muchos de los 1.191 unicornios que existen hoy en día, en realidad YA NO LO SON. Ahora muchas de sus valoraciones han caído en picado.
- Hoy los fondos de inversión son mucho más prudentes con sus apuestas y mucho más selectivos. Ahora no se buscan proyectos donde, para crecer, haya que ofrecer todo gratis, sino proyectos con equipos muy expertos, que sepan crecer con clientes de pago y siendo eficientes con el gasto.
- Hay que garantizar la caja suficiente para superar la travesía del desierto, y buscar fondos que tengan apuestas a largo plazo. O buscar otras fuentes como Venture Debt que puedan complementar la financiación.
- Toca centrarse en construir y hacer crecer los negocios con un claro objetivo de rentabilidad.
Muchas startups que habían conseguido grandes financiaciones a valoraciones bestiales, estaban acostumbradas a gastar y a gastar sin buscar la rentabilidad, solo crecimiento. Eso se ha frenado absolutamente. Y muchísimas no están preparadas para las nuevas condiciones del mercado.
Mirad lo que ha pasado con Twitter: en cuanto entró Elon Musk despidió de un día para otro a la mitad de la plantilla, es decir a casi 4.000 empleados y ¡¡no pasó nada!! Eso significa que sobraban miles de personas y por eso la compañía no era rentable. Facebook anunció el despido a 11.000 empleados y más recientemente Amazon, anunció que iba a despedir a 18.000 empleados.
Muchas startups que habían conseguido grandes financiaciones a valoraciones bestiales, estaban acostumbradas a gastar y a gastar sin buscar la rentabilidad, solo crecimiento. Eso se ha frenado absolutamente Clic para tuitear
Ahora no se buscan proyectos donde, para crecer, haya que ofrecer todo gratis, sino proyectos basado en tecnología, con equipos expertos, que sepan crecer cobrando a clientes y siendo eficientes con el gasto.
Ahora, el modelo ha cambiado de unicornio a camello, ¿por qué? Los camellos pueden sobrevivir durante largos períodos sin sustento (dinero externo), resisten el calor abrasador del desierto y se adaptan a las variaciones climáticas extremas.
Las “startups camellos” no construyen rápidamente la empresa y priorizan la eficiencia a la velocidad de crecimiento. Por supuesto, no evitan el crecimiento o la financiación de capital de riesgo, pero su trayectoria es más lenta.
Las “startups camellos” se construyen para el largo plazo, aceleran orgánicamente a pesar de los tiempos difíciles como las pandemias y la inflación porque son ágiles y adaptables, resuelven problemas reales y satisfacen la demanda del mercado, en lugar de vivir en un mundo de “cuento de hadas” como un unicornio.
Nadie sabe cómo será el futuro, y si algo nos están enseñando estos últimos años, es que las predicciones no sirven de mucho. Tenemos que acostumbrarnos a un mundo incierto y ser más flexibles ante las crisis o lo que venga…
Y ahora emprendedor, tocar reflexionar: ¿podría tu empresa aguantar como un camello la travesía del desierto? O ¿cómo puedes darle a tu empresa la resistencia de un camello?.