Os voy a contar una historia muy sencilla pero que, una vez más, prueba que el dicho "amor con amor se paga" es absolutamente cierto.
El otro día mi socia Sara y yo, estábamos comiendo en un restaurante comentando temas estratégicos de bebedeparis.com y de repente, yo estaba comentando algo importante moviendo mucho las manos, y sin querer se me metió entre los dedos este pendiente y lo lancé por los aires. Es un pendiente al que tengo mucho cariño porque me lo regaló mi marido en un aniversario de bodas.
El pendiente salió volando y aterrizó en una especie de canalón-alcantarilla. Sara y yo estuvimos un buen rato intentando abrirlo pero era imposible moverlo ya que estaba precintado con silicona y además el fondo se veía con aguas muy negras y sucias.
Yo ya me estaba haciendo a la idea de que me había quedado sin pendiente...
cuesta tan poco ir por la vida regalando amabilidad, hacemos el mundo que nos rodea mucho más feliz... Clic para tuitear
A todas éstas un camarero joven nos vio por el suelo, se acercó y nos dijo si nos podía ayudar. Le contamos la situación y dijo: "No se preocupen ustedes, yo me encargo, ahora vengo". Se fue a buscar unas herramientas que le permitieran abrir la alcantarilla: destornilladores, palancas,etc... No era su función ni mucho menos, pero le salió de dentro el ayudarnos.
Estuvo 15 minutos tirado en el suelo intentando abrir la alcantarilla hasta que lo consiguió. Un camarero mayor que había estado mirando la situación nos dijo: ¡Es un chico muy majo que se merece un regalo!
Nosotras bromeamos y le dijimos: pues como no esté esperando un bebé... nosotros en nuestra empresa tenemos regalos de nacimiento para cuando alguien tiene un hijo. Ambos comenzaron a reírse y el mayor exclamó: "espera su primer hijo para dentro de dos semanas..."
Sara le preguntó: "¿y cómo le vas a llamar?", "Liam", contestó el joven amable camarero. Y Sara se lo apuntó.
Nos miramos ella y yo y ya supimos lo que hacer.
Al día siguiente, bordamos en un dou-dou (una pequeña mantita), el nombre de Liam, y junto con uno de nuestros osos de peluche, montamos un regalo en una cesta y Sara se lo llevó al mediodía.
El joven camarero, no se lo podía creer, al recibir el regalo estaba entre cortado e incrédulo, pero muy agradecido y seguro que llegó a su casa muy orgulloso con ese entrañable regalo y su mujer le felicitó por ello.
Y es que "amor con amor se paga" y cuesta tan poco ir por la vida regalando amabilidad, hacemos el mundo que nos rodea mucho más feliz...
Elena Gómez del Pozuelo