Cuando en alguna conferencia me preguntan sobre el futuro del uso del correo electrónico y cito algunas conclusiones de estudios como las siguientes:“En 5 años muchas empresas no utilizarán el e-mail”, “el e-mail es el lugar donde muere el conocimiento”
La audiencia enmudece. Y no es de extrañar, llevamos más de 20 años utilizando el correo electrónico como "la" herramienta de comunicación y de trabajo por excelencia. Un medio totalmente integrado en el entorno empresarial y laboral.
Según Forrester y Gartner, los empleados destinan diariamente:
- Un 28% del tiempo en leer, escribir y responder e-mails (13 horas a la semana)
- Entre un 15% y un 30% del tiempo a buscar información y conocimiento necesario para hacer su trabajo, y el 71% afirma que es más fácil localizar dicha información en Internet que en los propios sistemas internos.
¿Qué está ocurriendo?
Con el correo electrónico la comunicación es de "uno-a-uno" o de "uno-a-varios" y una gran cantidad de la información de valor de la empresa se queda encerrada y estancada.
Con el correo electrónico la comunicación es de uno-a-uno o de uno-a-varios y una gran cantidad de la información de valor de la empresa se queda encerrada y estancada. Clic para tuitear
Hemos hecho un gran esfuerzo en intranets o gestores documentales, pero al final nuestros empleados optan por la rapidez y acaban buscando respuestas en tiempo real. A quién no le suena: ¿Quién tiene la última versión?, ¿Quién sabe sobre “x”? o “voy a buscarlo en Internet”.
Tampoco ha ayudado el “spam” y menos aún la cultura de poner a "todo el mundo en copia" y de "responder a todos" por si acaso.
Y en este actual contexto, es cuando aparece: la web social y las Redes Sociales (Twitter, Facebook, Linkedin, Google +…) mostrándonos de repente otras formas mucho más agradables, ágiles e interactivas para comunicarnos de las que nos tenía acostumbrados el correo electrónico.
- Es fácil y rápido compartir vídeos, fotos, archivos… sin problemas de peso.
- Vemos las caras de las personas que nos hablan.
- Podemos mantener entre varios una conversación, unir a ella documentos, enlaces, opiniones… quedando todo asociado, unido a su contexto y abierto a nuevos comentarios o aportaciones.
- Los temas que se comparten pueden aprovecharlos otras personas.
- Podemos buscar personas, temas… con facilidad.
Todas ellas son funciones sociales que aplicadas en el entorno de la empresa se convierten en herramientas extremadamente potentes para mejorar no sólo la comunicación y la colaboración sino también la productividad.
Y estos son precisamente los objetivos en los que se fundamentan las Redes Sociales Corporativas, que llegan a aumentar la productividad de los empleados en un 25% y que se convertirán, sin lugar a dudas, en la 1ª herramienta de comunicación en la empresas (Gartner)
Pero…..¿Qué son las Redes Sociales Corporativas?
Os lo cuento de forma sencilla y gráfica en este vídeo…
Se trata, tal y como termina el vídeo, de un nuevo reto para las organizaciones y especialmente para las Grandes Empresas, más que para las pymes.
Un reto que no es tecnológico como pueda parecernos, sino de gestión del cambio, de adaptar a los equipos a trabajar de una forma más colaborativa e innovadora, de integrar en la empresa un espíritu más “Social” para fomentar el compartir y la co-creación entre áreas, departamentos, negocios, países…
Y precisamente su implantación es la que ayuda a las organizaciones a entender el entorno digital, a integrar la Cultura 2.0, aplanando jerarquías y transformándola en más horizontal, flexible y competitiva.
Pero no nos engañemos: Internet y el correo electrónico tardaron 3 años en ser adaptados de forma total en las organizaciones, tiempo que ahora nos puede parecer una barbaridad.
Para implantar con éxito una Red Social Corporativa, es necesaria una estrategia, un plan de ejecución y dinamización, así como, una clara comprensión del valor para la organización y para el negocio, además de una clara implicación de la Dirección y de los Mandos Intermedios. Un plan de acción y tiempo.
Las empresas que cierren los ojos a esta nueva realidad y retrasen el proceso de adaptación, corren el riesgo de no tener preparada a su organización y a su gente para afrontar las exigencias y rapidez del mercado.
Hay que iniciar el camino, con visión y sin miedo. "Se hace camino al andar".